
El gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, cuestionó con dureza las declaraciones del designado embajador de Estados Unidos en la Argentina, Peter Lamelas, quien puso en duda la autonomía de las provincias y anticipó su intención de mantener una relación directa con los gobernadores para evitar acuerdos bilaterales con potencias como China que, según dijo, podrían afectar los intereses estadounidenses.
“En Tierra del Fuego no nos dejamos disciplinar por nadie y decidimos con autonomía”, afirmó Melella a través de su cuenta en la red social X . Melella calificó las declaraciones de Lamelas como “una postura que bordea el intervencionismo” y que “desconoce la soberanía de nuestra provincia”.
El mandatario fueguino remarcó que “con la legitimidad que nos otorga la voluntad del pueblo fueguino y el mandato de la Constitución, decidimos a quién recibir y con quién dialogar” y advirtió que “no admitimos presiones externas ni condicionamientos”.
“En Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, los únicos que deciden sobre su futuro son las fueguinas y los fueguinos. A ningún embajador le corresponde darnos lecciones”, enfatizó.
El gobernador también arremetió contra el historial diplomático del designado embajador: “Señor Lamelas, quédese en su país a resolver sus problemas de corrupción. Deje de ser socio de los usurpadores británicos. La Argentina y nuestra provincia no necesitan de usted ni de sus pretensiones intervencionistas”.
Las declaraciones del futuro embajador habían generado fuerte revuelo político al señalar su preocupación por la autonomía de las provincias argentinas para negociar acuerdos de inversión con China. Lamelas consideró que su misión incluiría “viajar a todas las provincias” y “dialogar directamente con los gobernadores” para evitar posibles “prácticas de corrupción o alianzas estratégicas que perjudiquen los intereses estadounidenses”.
La contundente respuesta del gobernador fueguino marcó el primer rechazo público desde una provincia frente a las intenciones de Lamelas, evidenciando el rechazo a cualquier intento de condicionar la política interna desde intereses externos.