Malvinas: el Gobierno de Milei admite contactos con el Reino Unido en un gesto que debilita la posición argentina

El Gobierno de Javier Milei reconoció oficialmente que mantiene contactos en materia de Defensa con el Reino Unido, pese a que ese país ocupa ilegalmente las Islas Malvinas. La confirmación surge del Informe N°144 que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, presentó ante la Cámara de Diputados, donde se detalla que funcionarios argentinos buscan discutir el veto británico al reequipamiento militar.

Lejos de sostener una postura firme sobre la soberanía, la administración libertaria optó por abrir un canal de diálogo que, en los hechos, implica aceptar la agenda de Londres y sus condicionamientos históricos. El propio documento del Ejecutivo admite que se pretende “disminuir tensiones en el Atlántico Sur” y explorar mecanismos de “confianza mutua”, sin plantear medidas concretas frente a la explotación pesquera ilegal, el saqueo de recursos naturales ni las reiteradas violaciones británicas en la región.

Pese a que el Gobierno intenta relativizar la situación al afirmar que no hay “concesiones sobre la soberanía”, lo cierto es que la estrategia oficial reduce la cuestión Malvinas a un asunto meramente técnico y militar, restándole centralidad a la disputa diplomática y territorial. Incluso se reconoce que el Consejo Federal Pesquero no tiene competencia para sancionar a las empresas que operan con licencias ilegales otorgadas por Londres, limitando la acción del Estado a simples “protestas formales”.

En otro punto polémico, el Ejecutivo justificó la falta de debate parlamentario sobre estos contactos, señalando que “no hubo nada que informar”. Es decir, el Gobierno mantuvo reuniones con autoridades británicas a espaldas del Congreso y de la sociedad argentina, minimizando la gravedad política e histórica de semejante decisión.

Por último, el informe confirma que el agregado de Defensa argentino en el Reino Unido mantiene reuniones periódicas con autoridades británicas, lo que, bajo el argumento de la “diplomacia militar”, termina normalizando vínculos con la potencia ocupante.

En definitiva, la política exterior de Milei respecto a Malvinas marca un giro preocupante: del reclamo soberano al alineamiento con la estrategia británica, dejando a la Argentina en una posición de debilidad y sin respuestas frente a la ocupación colonial.