Caren Peresón (34) y Cruz Scardellato Auer (36), dos abogados del interior de Santa Fe abandonaron en mayo de 2016 la vida rutinaria para embarcarse a la aventura de sus vidas: un viaje en bicicleta que uniera Alaska y la Patagonia. Una larga travesía, que los introdujo a distintas geografías, climas, noches heladas y días húmedos y pegajosos. Durmieron en selvas, desiertos, en la estepa. Y hace unos pocos días, felizmente cansados, llegaron a la meta, Ushuaia, tras haber recorrido 40170 kilómetros, pedaleando a un ritmo promedio de 70 kilómetros por día. Tardaron 6 años, 7 meses y 28 días en llegar a Ushuaia.
La pareja santafesina se conoció en 2006 cuándo eran estudiantes de Derecho en la Universidad Nacional del Litoral. Ella nació en Avellaneda y él en Venado Tuerto. “Siempre hacíamos viajes por muy poco tiempo como mochileros. Y cuando surgió la idea de un viaje largo, pensamos que la bicicleta era el medio adecuado para hacerlo lento, para estar en contacto con la gente, culturas, tradiciones, y poder disfrutar del viaje. El objetivo real era disfrutar el camino”, cuenta Cruz. Ya habían recorrido juntos Salta, Misiones, Jujuy, Córdoba, un par de veces Chile, pero esta vez el sueño fue inmenso.
Ambos estaban trabajando, cuando nació la idea. Cruz trabajaba de empleado público y Caren en un estudio jurídico. “Cruz empezó con la idea, que quería hacer Ruta 40 en bicicleta. Estaba con esa idea fija. Y después, durante un tiempo se nos había ocurrido ir a conocer Alaska, un destino de películas, lejano, tan distinto que queríamos conocerlo. Y fue así como terminamos uniendo esa idea”, explica Caren.
¿Cómo organizaron un viaje que superó un lustro? ¿Y de qué vivieron? El plan que hicieron del recorrido fue un borrador, armado a grandes rasgos. “La realidad es que se fue dando en el camino, incorporando lugares que tal vez no teníamos tanta idea de que existieran y teniendo en cuenta lo que los lugareños te recomiendan. Teníamos como un esqueleto, pero le fuimos dando forma en la misma ruta”, dice Caren. Respecto de lo económico fueron con unos ahorros, y en el camino aprendieron que es posible generar ingresos de muchas maneras. ”Fuimos aprendiendo a generar recursos en movimiento”, cuenta la viajera. Y Cruz agrega: “Después de la oficina te das cuenta de que hay muchas formas de vivir en movimiento. Estamos con trabajo online, de contenido digital, fotografía y diseño gráfico”, precisa la pareja, que documentó el viaje en sus redes sociales: “Viviendo el Camino” en Facebook y @viviendoelcamino en Instagram.